El chef quedó marcado por la experiencia de llevar Tegui al Valle de Uco, frente a la cordillera de los Andes. Algo que volvería a hacer en Mendoza u otro lugar del país.
por Alicia García de Francisco
SAN SEBASTIAN, España.- El chef argentino Germán Martitegui tiene un restaurante famoso y que funciona bien en Buenos Aires, Tegui; una posición acomodada y un prestigio ganado a pulso. Pero un sueño loco y cumplido le cambió tanto la vida que ya no ve la cocina ni el futuro igual.
Ese es el resumen de una aventura que lo llevó a comienzos de este año y durante 40 días a trasladar su restaurante a Tunuyán, en el Valle de Uco, cerca de Mendoza y frente a la cordillera de los Andes, una experiencia que narra “Tegui, un asunto de familia”, un documental que abrió la sección Culinary del 66° Festival de San Sebastián.
“Al regresar a Buenos Aires me siento encerrado entre 15 millones de personas”, reconoce el chef a EFE tras la proyección de un filme que cuenta con los testimonios de todos los involucrados del lado de Tegui y de los bodegueros que lo impulsaron a desarrollar este proyecto, los hermanos Michelini.
Ahora lo que le gustaría es conseguir una vida mejor, para él y para todos sus colaboradores, sin los cuales no podría haber convertido en realidad el sueño de un restaurante efímero instalado al aire libre, en medio de unos viñedos y disfrutando del espectacular anochecer de la cordillera.
Y asegura que se volvería inmediatamente a Mendoza o a cualquier otro sitio que le permitiera repetir la experiencia, mientras sale corriendo del Kursaal, el palacio de Festivales de San Sebastián donde se proyectó el documental.
Lo esperan en el Basque Culinary Center (BCC), donde cocinó para 80 personas que pudieron hacerse con una de las escasas entradas de una experiencia que esta universidad gastronómica realiza con el Festival de San Sebastián, que es el ‘maridaje’ de las películas y la comida.
En este caso, Martitegui replicó en el BCC la experiencia de Mendoza, en el exterior de centro académico y de investigación, para que todo sea lo más parecido posible a su restaurante efímero de Valle de Uco.
Es el cierre perfecto para un viaje vital y gastronómico que vivió intensamente en ese valle, donde Tegui, considerado el décimo mejor restaurante de Latinoamérica según la lista de “The 50 Best”, se adaptó a la gastronomía local.
La pasión está presente en cada una de las elecciones del menú y en cada fase del trabajo del equipo de Tegui, como narra un documental que es el debut en la dirección de Alfed Oliveri, desarrollador en España de formatos de programas como “Caiga quien Caiga” o “El rayo”.
Oliveri siguió todo el proyecto del Tegui mendocino, una iniciativa con la que Martitegui quiso celebrar los diez años de su restaurante.
El cambio no fue solo de escenario, también y mucho de cocina, con productos de verdadero kilómetro 0, como resalta el chef en la película.
El resultado, una fusión entre Tegui y la montaña con platos como puré de pistachos con kefir y hojas secas de parra; melón con sandía, ruibarbo y membrillo; tomate confitado y ligeramente asado; una versión de la típica cazuela de gallina de las abuelas de Mendoza o unas originales hojas de parra rellenas de cabrito asado a la vista de los comensales.
Un recorrido físico de 1.200 kilómetros pero mucho más profundo en el aspecto mental, un regreso a los orígenes de la cocina y al disfrute de un menú que se comía principalmente con las manos.
“Ya no veo las cosas de la misma manera que cuando vine. Ni veo mi futuro de la misma manera”, aseguraba rotundo a la cámara.
EFE.